Parroquia San Antonio de Padua Maschwitz
sábado, 28 de mayo de 2022
miércoles, 10 de noviembre de 2021
miércoles, 2 de junio de 2021
martes, 8 de diciembre de 2020
“Tiende tu mano al pobre”
sábado, 21 de noviembre de 2020
martes, 10 de noviembre de 2020
sábado, 17 de octubre de 2020
Mi
segundo hijo nació prematuro y solo vivió unos minutos, no fue bautizado. Mi
dolor inmenso por su perdida se vio aumentado porque no recibió el bautismo. Mi
desconsuelo más adelante fue superado cuando me entere que la Iglesia los
confía a la misericordia de Dios “porque Él quiere que todos los hombres se
salven” 1 Tim 2, 4 y a la ternura de Jesús por los niños que dice “Dejad que
los niños vengan a mí y no se lo impidan” Mc 10, 14.
Bautizar
a los niños es un regalo inmenso, es desearle lo más grande que es la vida en
Cristo y por toda la eternidad.
En
Jn 3, 5 Jesucristo le dice a Nicodemo “Quien no nace del agua y del Espíritu no
puede entrar en el Reino de Dios”
Dice
el Cat. En el numero 1213 El santo bautismo es el fundamento de toda la vida
cristiana, el pórtico de la vida en el Espíritu y la puerta que abre a los
otros sacramentos.
El
papa Francisco el 9 de mayo de 2018 dice: en el bautismo se participa del
misterio pascual, muere el hombre viejo y nace un hombre nuevo. Morimos y
nacemos al mismo tiempo. La pila bautismal se convierte en sepulcro y madre. El
bautismo imprime un sello indeleble que el pecado no puede borrar, pero puede
impedir que de frutos de salvación.
Todos
nacemos separados de Dios por el pecado original, pero con el bautismo nacemos
a la vida de Dios, a la vida espiritual.
Dios
nos da el regalo de ser hijos de Él dándonos su Espíritu para que habite en
nosotros.
El
signo central del bautismo es el agua como purificación y la invocación a la
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Como
padres no tenemos el derecho de negar a nuestros hijos el bautismo, que es la
garantía para ser hijos de Dios, miembros de la Iglesia y alcanzar la vida
eterna.
Amamos
a nuestros hijos, deseamos su felicidad, que felicidad más grande le podemos
ofrecer que la vida eterna con Dios.
El
bautismo es uno de los siete sacramentos, el primero que se recibe y que
habilita para todos los demás.
Los
sacramentos requieren la profesión de Fe, Jesús sanaba a los que creían, pero
para el caso de los niños basta la Fe de los padres y padrinos.
Jesús
resucito a la hijita de Jairo por la Fe del padre.
Con
el bautismo se recibe una fe inicial, una semilla, la gracia sobrenatural que
debe crecer y volverse adulta y ahí entra el compromiso de padres y padrinos de
formarlos en la Fe. Los padrinos en el ritual del bautismo toman la luz del
Cirio Pascual, que es la luz de Cristo para iluminar a sus ahijados.
En esta época de aislamiento por el virus que nos afecta, los sacramentos quedaron también relegados, hagamos el compromiso de traer lo antes posible a los niños a recibir el sacramento del bautismo, garantía de la vida en Dios.
Área de catequesis: Catequista, Susana Hermida.
sábado, 10 de octubre de 2020
Que es la Adoración Eucarística
Muchas veces le decimos a otras personas te adoro, sos lo mejor, admiro como sos, quiero ser como vos o un abuelo que dice yo adoro a mis nietos. Pero eso no es adorar, ADORAR es rendir el culto que solo se debe a Dios.
Como
cristianos solo podemos adorar a Dios, que se ha revelado a nosotros como
Padre, Hijo y Espíritu Santo.
La
Palabra de Dios nos dice ‘Venid, adoremos y postrémonos, doblemos la rodilla
ante el Señor nuestro Hacedor’ Salmo 95,6.
El
Catecismo de la Iglesia en los puntos 2096 y 2097 dice Adorar a Dios es
reconocerlo como Dios, como Creador y Salvador, Señor y dueño de todo lo que
existe. Adorar a Dios es reconocer, con respeto y sumisión absolutos la nada de
la criatura que solo existe por Dios
Uno
de los tesoros más preciosos de la vida de la iglesia es la Adoración Eucarística.
A
través de la adoración eucarística crecemos en conocimiento y fidelidad a Dios.
La
adoración eucarística es la oración que se realiza frente al Santísimo
Sacramento cuando se lo expone en la custodia para ello.
Pero
no solo ante el Santísimo Sacramento podemos adorar a Dios, lo podemos hacer en
cualquier momento solo requiere de nosotros disponernos a ello, recordemos que
somos templo de Dios, si estamos en gracia, la Santísima Trinidad habita en
nosotros. Somos Sagrarios vivientes.
En
el testimonio de vida de muchos santos podemos ver que en todo su día estaban
en adoración, ya que todo lo que hacían o les sucedía lo hacían en unión con
Dios. Santa Catalina de Siena nos habla de la celda del alma, imagen de la
búsqueda de Dios y de su unión con El.
Esto
es de gran consuelo y ayuda para buscar a Dios en nuestro interior,especialmente
en esta situación inesperada de pandemia que nos toca vivir en la cual se nos
puede dificultar estar en presencia de Jesús
Eucaristia.Pero podemos visitar al Santísimo en el templo. Cuando entres en la
iglesia y veas la luz parpadeante del Sagrario, piensa que allí esta Jesús
esperándote. Mira a Jesús en el Sagrario y déjate amar por El.
Ante
el Santísimo Sacramento estamos en la presencia de una persona, Jesús, vivo en
cuerpo y alma, cuando por la fe lo comprendemos nuestra vida cambia, empezamos
a gustar estar frente al Señor.
Entendemos
que fue El quien nos invitó a pasar un rato con El, que nosotros aceptamos esa
invitación porque Él antes nos dio la gracia para comprender semejante
misterio.
Cuando
estemos en su presencia dejemos que nos mire, su mirada es como la de un joven
hacia su prometida el día de la boda o la de una madre hacia su hijito recién
nacido, es una mirada de amor, silencio, intimidad.
Esto
es lo que debemos buscar cuando estemos ante la presencia de Jesús Eucaristía. Quizá
al principio no sintamos nada, es mas no lo entenderíamos, pero Él está
derramando gracias en nosotros y esta infinitamente feliz de verte, mucho más
de lo que nosotros podemos estarlo.
Tratemos
de buscar estar en su presencia y Él poco a poco ira cambiando nuestra vida,
nos hará más semejantes a El e iremos en el camino de la santidad que tiene
pensado para nosotros desde toda la eternidad, intenten hacerlo, ojalá les de
la PAZ que tanto necesitamos, siéntense frente al Santísimo Sacramento y
déjense guiar por su Amor.
Pueden
hablarle, cantarle y dejarle allí todas sus preocupaciones, sin duda eso va
hacerlos sentir aliviados y se irán felices de saberse escuchados. Que Jesús
los guie y encuentren allí su Paz.
Área de catequesis: Catequistas Susana Hermida y Mariana Espinaco.
sábado, 3 de octubre de 2020
¿ACEPTAMOS LA VOLUNTAD DE DIOS?
JESUS
Y LA VIRGEN NOS ENSEÑAN
Cuando
rezamos el padre nuestro y decimos...-hágase tu voluntad en la tierra como en
el cielo…- ¿comprendemos que estamos diciendo, Padre voy a aceptar lo
que tú dispongas para mi vida?
Los
momentos llenos de gozo y alegría como cuando nacieron mis hijos o cuando
alcance un anhelo que tenía; los buenos tiempos. Pero a veces nos tocan de los
otros tiempos: los de tristeza o dolor: como cuando me toco ver y acompañar a
mi amiga en darle batalla a una enfermedad muy cruel; o cuando me toco perder a
mi madre.
Es
en esos momentos cuando debemos tomar como ejemplo e imitar a nuestra Madre Santísima;
la virgen María que dijo “yo soy la sierva del señor, que se cumpla
en mi lo que has dicho “ Lc. 1, 26-38
Fue
elegida; para ser la madre de Jesús, eso fue hermoso, pero también debió pasar
por momentos terribles; ver como su hijo fue tratado; humillado; azotado, hasta
el horror de verlo morir en la cruz. Pero ella nunca reprocho o cuestiono a
Dios Padre; confió en su voluntad.
El
mismo Jesús que vino al mundo y tomo nuestra humanidad para cumplir la misión
redentora que su Padre Dios le pidió, fue tan humano que en la noche de su
arresto cuando se retiro a orar en el huerto de los olivos, dijo,” Padre
mío si es posible, que pase lejos de mi este cáliz, pero no se haga mi voluntad
sino la tuya” Mt. 26, 39. Jesús
aun siendo hijo de Dios, y Dios mismo con lo que padeció; experimento la
obediencia. Con cuanta más razón debemos experimentarla nosotros criaturas y
pecadores. (Catic n°2825)
Jesús
nos enseña que se entra en el reino de los cielos, no mediante palabras, sino
haciendo la voluntad del Padre que está en el cielo. (Catic n°2826)
Por
eso en los momentos duros no olvidemos que Jesús comparte todo con nosotros; el
sufre por nosotros, en nosotros y con nosotros, en las tribulaciones pidamos
fuerzas en la oración a Dios, a Jesús y a nuestra madre la Virgen Santísima.
Y
en los momentos de alegría y gozo seamos agradecidos, pidamos al Espíritu Santo
que ilumine nuestra vida, para poder cumplir siempre la voluntad de Dios.
Área de catequesis. Catequistas: Marina Yolan y Elena Varas.
-
https://www.youtube.com/watch?v=tgO4Wy6n4JU V. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. R. Amén. V. Dios mío, ven en ...