martes, 8 de diciembre de 2020

“Tiende tu mano al pobre”

 

Una experiencia de caridad en la IV Jornada Mundial de los pobres
Hacia la jornada
Unos días antes de la llegada de la jornada mundial de los pobres a la que nos llama Francisco, entre los amigos que vivimos la experiencia de Comunión y Liberación en Maschwitz en la parroquia San Antonio de Padua comenzamos a preguntarnos cómo vivir ese día.
Durante este año después de mucho tiempo de buscar juntos un gesto de caritativa estable, en las circunstancias menos adecuadas, habíamos entablado una relación de amistad con una familia del barrio San Miguel cercano a nuestras casas -barrio que ha signado una y otra vez nuestra apertura maravillada hacia los pobres. Veces anteriores habíamos sido enriquecidos por personas pobres de ese mismo barrio, particularmente por nuestro primer gran amigo, Esteban Róbalo, fallecido hace ya 5 años. Esta vez habíamos sido encontrados por la familia María y César formada por personas a las que Francisco llama los santos “de la puerta de al lado”: “«aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios», pero de los que nadie habla”.
Con María a la cabeza durante este año hemos realizado ollas populares todas las veces en que el Covid nos dejó. Han sido encuentros donde hemos podido ponernos a disposición de personas cercanas que están pasando por momentos de dificultad para llevar el pan a su mesa. Muchos amigos han participado de distintas maneras, siempre finalizando la cocción de los alimentos y sirviendo los platos “para llevar” en casa de María con ayuda de su familia y de algunos amigos suyos que se ponían a disposición.
¿Cómo podíamos vivir la “jornada de mundial de los pobres” sin que este gesto representara colocarnos en posiciones de dadores ricos y recibidores pobres? Hemos conversado sobre esto en un encuentro previo cargado de los dones y temperamentos de nuestra amistad. Llegamos, en ese momento, a una primera conclusión: íbamos a hacer una fiesta con nuestros amigos, los santos “de la puerta de al lado”. Fiesta que tendría que ser acotada por restricciones a causa de la pandemia. Luego de la fiesta podríamos hacer otro gesto juntos con gente del barrio San Miguel.
María aceptó la invitación y nos propuso terminar la jornada visitando para la merienda a varias familias del barrio que le habían estado pidiendo conversar. En ese momento debíamos llevar una torta para compartir y una imagen de la virgen como signo visible de nuestra pertenencia a una misma comunidad.
La jornada
Llegó el domingo 15 y nos juntamos en casa de Lalo para festejar con un asado. Comimos, conversamos, cantamos. Luego nos preparamos para salir a compartir con las familias que nos esperaban –a María no paraba de sonarle el WhatsApp.
Ya desde el inicio una cosa era clara: el día había comenzado con una fiesta porque la vida es un don, María nos lo recuerda cada vez que intercambiamos un mensaje. Nosotros íbamos a compartir ese don, a llevar esa certeza que habita nuestras conciencias de hijos.
Nos dijimos: “Es en la comunión entre nosotros los creyentes como se expresa el Espíritu, por eso hacemos este gesto juntos. Y es en nuestra unidad en cuanto estamos unidos al obispo de Roma como se asegura nuestra pertenencia al Cristo real no a nuestra idea de él. Esta es la primera razón que nos mueve a seguir los gestos que nos propone Francisco como gestos de unidad. Una unidad que no busca “demostrar fuerzas”, sino que es motivo educativo para ayudarnos a volver nuestra mirada a su Acontecimiento.”
Compartimos también parte del mensaje de Francisco y rezamos a la Virgen pidéndole que “transforme la mano tendida –nuestro gesto- en un abrazo de comunión”.
En el barrio compartimos con amigos de María
Llegados al barrio nos dividimos en tres grupos porque teníamos que visitar a 12 familias y así podríamos llegar a ver a todos.
¿Qué encontramos? Ante todo, personas abiertas, deseosas de recibir para compartir. Personas vulnerables, disponibles a dialogar, a ser comprendidas, abrazadas. La mayoría personas de trabajo con historias de esfuerzo. Tuvimos encuentros llenos de libertad en los que no prevaleció ninguna pretensión –Francisco nos había pedido que no hiciéramos pesar nuestra presencia. Hemos sido alegrados por sus sonrisas y nos hemos conmovido con sus dolores.
Vimos en acto un albor del deseo de participar mutuamente en la vida de la misma comunidad. Francisco nos lo recordó en el mensaje.
Fue un día cargado de encuentros que nos han permitido acompañar la pasión de nuestra amiga María. La jornada terminó con la conciencia de un paso de profundización en la amistad con su familia y con aquellos que el Señor pone en su camino. Dimos otro paso del camino a “la conciencia de lo mucho que necesitamos, nosotros los primeros, de una mano tendida hacia nosotros”

sábado, 17 de octubre de 2020


 ¿Por qué bautizar a los niños cuanto antes?

 

Mi segundo hijo nació prematuro y solo vivió unos minutos, no fue bautizado. Mi dolor inmenso por su perdida se vio aumentado porque no recibió el bautismo. Mi desconsuelo más adelante fue superado cuando me entere que la Iglesia los confía a la misericordia de Dios “porque Él quiere que todos los hombres se salven” 1 Tim 2, 4 y a la ternura de Jesús por los niños que dice “Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidan” Mc 10, 14.

Bautizar a los niños es un regalo inmenso, es desearle lo más grande que es la vida en Cristo y por toda la eternidad.

En Jn 3, 5 Jesucristo le dice a Nicodemo “Quien no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios”

Dice el Cat. En el numero 1213 El santo bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el Espíritu y la puerta que abre a los otros sacramentos.

El papa Francisco el 9 de mayo de 2018 dice: en el bautismo se participa del misterio pascual, muere el hombre viejo y nace un hombre nuevo. Morimos y nacemos al mismo tiempo. La pila bautismal se convierte en sepulcro y madre. El bautismo imprime un sello indeleble que el pecado no puede borrar, pero puede impedir que de frutos de salvación.

Todos nacemos separados de Dios por el pecado original, pero con el bautismo nacemos a la vida de Dios, a la vida espiritual.

Dios nos da el regalo de ser hijos de Él dándonos su Espíritu para que habite en nosotros.

El signo central del bautismo es el agua como purificación y la invocación a la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Como padres no tenemos el derecho de negar a nuestros hijos el bautismo, que es la garantía para ser hijos de Dios, miembros de la Iglesia y alcanzar la vida eterna.

Amamos a nuestros hijos, deseamos su felicidad, que felicidad más grande le podemos ofrecer que la vida eterna con Dios.

El bautismo es uno de los siete sacramentos, el primero que se recibe y que habilita para todos los demás.

Los sacramentos requieren la profesión de Fe, Jesús sanaba a los que creían, pero para el caso de los niños basta la Fe de los padres y padrinos.

Jesús resucito a la hijita de Jairo por la Fe del padre.

Con el bautismo se recibe una fe inicial, una semilla, la gracia sobrenatural que debe crecer y volverse adulta y ahí entra el compromiso de padres y padrinos de formarlos en la Fe. Los padrinos en el ritual del bautismo toman la luz del Cirio Pascual, que es la luz de Cristo para iluminar a sus ahijados.

En esta época de aislamiento por el virus que nos afecta, los sacramentos quedaron también relegados, hagamos el compromiso de traer lo antes posible a los niños a recibir el sacramento del bautismo, garantía de la vida en Dios.


Área de catequesis: Catequista, Susana Hermida.

sábado, 10 de octubre de 2020

Que es la Adoración Eucarística


 Muchas veces le decimos a otras personas te adoro, sos lo mejor, admiro como sos, quiero ser como vos o un abuelo que dice yo adoro a mis nietos. Pero eso no es adorar, ADORAR es rendir el culto que solo se debe a Dios.

Como cristianos solo podemos adorar a Dios, que se ha revelado a nosotros como Padre, Hijo y Espíritu Santo.

La Palabra de Dios nos dice ‘Venid, adoremos y postrémonos, doblemos la rodilla ante el Señor nuestro Hacedor’ Salmo 95,6.

El Catecismo de la Iglesia en los puntos 2096 y 2097 dice Adorar a Dios es reconocerlo como Dios, como Creador y Salvador, Señor y dueño de todo lo que existe. Adorar a Dios es reconocer, con respeto y sumisión absolutos la nada de la criatura que solo existe por Dios

Uno de los tesoros más preciosos de la vida de la iglesia es la Adoración Eucarística.

A través de la adoración eucarística crecemos en conocimiento y fidelidad a Dios.

La adoración eucarística es la oración que se realiza frente al Santísimo Sacramento cuando se lo expone en la custodia para ello.

Pero no solo ante el Santísimo Sacramento podemos adorar a Dios, lo podemos hacer en cualquier momento solo requiere de nosotros disponernos a ello, recordemos que somos templo de Dios, si estamos en gracia, la Santísima Trinidad habita en nosotros. Somos Sagrarios vivientes.

En el testimonio de vida de muchos santos podemos ver que en todo su día estaban en adoración, ya que todo lo que hacían o les sucedía lo hacían en unión con Dios. Santa Catalina de Siena nos habla de la celda del alma, imagen de la búsqueda de Dios y de su unión con El.

Esto es de gran consuelo y ayuda para buscar a Dios en nuestro interior,especialmente en esta situación inesperada de pandemia que nos toca vivir en la cual se nos puede dificultar estar en presencia  de Jesús Eucaristia.Pero podemos visitar al Santísimo en el templo. Cuando entres en la iglesia y veas la luz parpadeante del Sagrario, piensa que allí esta Jesús esperándote. Mira a Jesús en el Sagrario y déjate amar por El.

Ante el Santísimo Sacramento estamos en la presencia de una persona, Jesús, vivo en cuerpo y alma, cuando por la fe lo comprendemos nuestra vida cambia, empezamos a gustar estar frente al Señor.

Entendemos que fue El quien nos invitó a pasar un rato con El, que nosotros aceptamos esa invitación porque Él antes nos dio la gracia para comprender semejante misterio.

Cuando estemos en su presencia dejemos que nos mire, su mirada es como la de un joven hacia su prometida el día de la boda o la de una madre hacia su hijito recién nacido, es una mirada de amor, silencio, intimidad.

Esto es lo que debemos buscar cuando estemos ante la presencia de Jesús Eucaristía. Quizá al principio no sintamos nada, es mas no lo entenderíamos, pero Él está derramando gracias en nosotros y esta infinitamente feliz de verte, mucho más de lo que nosotros podemos estarlo.

Tratemos de buscar estar en su presencia y Él poco a poco ira cambiando nuestra vida, nos hará más semejantes a El e iremos en el camino de la santidad que tiene pensado para nosotros desde toda la eternidad, intenten hacerlo, ojalá les de la PAZ que tanto necesitamos, siéntense frente al Santísimo Sacramento y déjense guiar por su Amor.

Pueden hablarle, cantarle y dejarle allí todas sus preocupaciones, sin duda eso va hacerlos sentir aliviados y se irán felices de saberse escuchados. Que Jesús los guie y encuentren allí su Paz.

Área de catequesis: Catequistas Susana Hermida y Mariana Espinaco.